El fascinante legado cultural de los rayos: mitos, dioses y rituales a lo largo de la historia

*Como fenómeno natural, los rayos han intrigado a la humanidad y provocado estudios a través de la historia

Xalapa, Ver., 25 de enero de 2024.- Los rayos son descargas eléctricas muy fuertes en la atmósfera, para que se produzcan intervienen las nubes, el aire y la superficie terrestre. Los rayos surgen cuando las cargas eléctricas opuestas se acumulan en las nubes de tal manera que rompe la capacidad aislante del aire, provocando una rápida descarga de electricidad.

Desde tiempos inmemoriales, los rayos han impactado a todas las culturas del mundo; desde la antigüedad, el hombre al cuestionarse sobre los fenómenos naturales que le rodeaban y que percibía sólo como fuerzas sobrehumanas comenzó a darle explicaciones o interpretaciones, mágicas, mitológicas, dando origen a las leyendas, supersticiones y generando ejercicios rituales que dieron paso a las religiones.

En la antigua Mesopotamia fue interpretado en forma de fuego, esta cultura que se asentó entre los ríos Tigris y Éufrates (localizados en Irak) realizó emblemas de rayos en forma de bolas de fuego. Asimismo, se encontraron sellos en la antigua cultura Caldea que muestra a una diosa parada sobre los hombros de un guardián alado, y detrás de ella sobre un carro de cuatro ruedas, se encuentra el dios del tiempo lanzando rayos con su fusta. La antigua cultura China representó el rayo a través de la diosa Tien Mu, la cual está rodeada por cuatro dignatarios del “Ministerio de las Tormentas”, en la imaginación de los chinos los rayos estaban asociados con el jefe Lei Tsu, dios de los truenos y su ayudante Lei Kung, el tamborilero contador de los rayos.

El arte griego, alrededor del año 700 antes de nuestra era, comenzó a utilizar símbolos de rayos del Medio Oriente, los cuales se los atribuyeron al dios Zeus, como una deidad que lanzaba rayos, versión adaptada a la mitología griega. El más famoso de los antiguos dioses que se asociaba con los rayos fue Thor, el dios de los Normandos, este producía rayos después de que su martillo golpeaba un yunque mientras avanzaba en su carroza tronadora tirada por caballos alrededor de las nubes.

Thursday, que corresponde al quinto día de la semana en inglés está dedicada al dios Thor de los normandos, así como en danés moderno Thorsday también corresponde al quinto día de la semana dedicado al mismo dios. El cuarto día de la semana en alemán, está dedicado a los truenos: Donnerstag, mientras que en italiano, Giovedi, y en español, jueves son días de Jové o Júpiter, dios romano, quien usaba rayos no sólo para castigar, sino para prevenir comportamientos malos entre los humanos.

En la cultura Maya la relación religiosa con el rayo se encuentra consignada en el Popol Vuh, el libro tradicional donde se testimonia la calidad espiritual de esa cultura. En su primera parte el Popol Vuh describe el origen del mundo y la creación del hombre; en la segunda parte describe las hazañas de los héroes míticos Hunahpú e Ixbalanqué.

En la creación del mundo el Popol Vuh describe la intervención tres fuentes: Caculha Huracán, que quiere decir relámpago; Chipi Caculha, cuyo significado es rayo pequeño y Raza Caculha, sinónimo de trueno.  Dentro de las hazañas de los héroes míticos se encuentra VOC (el gavilán) que era el mensajero del relámpago, el rayo y el trueno.

A través de la historia, como parte de la evolución de las antiguas culturas convertidas ya en civilizaciones, en organizaciones sociales más complejas y ordenadas, se comienzan a interpretar los fenómenos naturales a través de teorías especulativas inarticuladas, a partir del pensamiento abstracto, surge el experimento y con ello el surgimiento de la teoría que da paso a lo que llama el físico y filósofo Thomas Kuhn: paradigma. Esto es, un sistema de creencias, principios, valores y premisas que determinan la visión que una determinada comunidad científica tiene de la realidad.

El primer estudio que podría ser considerado científico sobre los rayos lo realizó Benjamín Franklin, fue en la segunda mitad del siglo XVIII, en aquella época la ciencia eléctrica se dividía en tres escuelas las cuales sustentaban sus teorías a partir de experimentos, con el fin de interpretar el fenómeno de la electricidad. Un grupo planteaba la atracción y la generación friccional como el fenómeno eléctrico fundamental, considerando como efecto secundario de este la repulsión, como una clase de rebote mecánico.

La segunda escuela consideraba la atracción y repulsión como manifestaciones elementales de la electricidad y el tercera, escuela a la que pertenecía Franklin consideraba la electricidad como un fluido que podría circular a través de conductores, y no de un “efluvio” que surgía de los no conductores, esta teoría dio paso a que los científicos buscaran embotellar este fluido, surgió así la llamada botella de Leyden, forma elemental del condensador, que se logró después de muchos años de experimentación.

Muchos de estos experimentos, fueron llevados a cabo por Benjamín Franklin, el cual terminó por revisar la idea original de la tercera escuela con respecto de la teoría del fluido. Así surgió el primer paradigma de interpretación científica de la naturaleza de la electricidad.

Fue aquí donde Franklin realizó uno de sus más importantes experimentos, fue durante una tormenta en el año de 1752 cuando elevo una gran cometa; un arco saltó entre una llave colocada al final del hilo conductor de la cometa y los nudillos de su mano izquierda, que estaba aislada del hilo conductor por una seda, de esta manera se comprobó que las nubes de tormenta contenían carga eléctrica.

Nace así la ciencia de la electricidad y la humanidad se separa en dos vertientes; la ciencia y la religión, según el escritor dublinés, Premio Nobel de Literatura, George Bernard Shaw. Luego de Franklin no hay progresos significativos en el conocimiento de los rayos, hasta finales del XIX cuando la fotografía y la espectografía estuvieron disponibles para la ciencia y como diagnóstico en las investigaciones sobre este fenómeno atmosférico

La invención de la cámara de doble lente realizada en 1900, por el inglés Boys, hizo posible los mayores avances en el entendimiento de los rayos. Las investigaciones modernas sobre rayos pueden situarse entre 1916 y 1920, con Wilson en Inglaterra, quien recibió el Premio Nobel de física por su invento de la cámara de niebla para rastrear partículas de alta energía. Wilson fue el primero en usar mediaciones de campo eléctrico para estimar la estructura de carga en las nubes de tormenta.

Desde finales de la década de los 70 hasta hoy, la actividad mundial en investigaciones sobre rayos ha estado muy activa, debido básicamente a dos factores: uno, a los daños producidos por rayos a aviones, naves espaciales, equipos electrónicos y sistemas de transmisión y distribución de energía eléctrica, y dos, al desarrollo de nuevas técnicas de registro de datos (por ejemplo, osciloscopios de gran ancho de banda), digitalización y almacenamiento computacional de señales análogas como las producidas por el rayo.