*Esto aumentaría el nivel del mar hundiendo varias ciudades en el mundo
Xalapa, Ver., 15 de noviembre de 2023.- Yarrow Axford, profesora de ciencias geológicas de la Universidad de NorthWestern dio a conocer que los glaciares de montaña y los hielos flotantes de Groenlandia se están derritiendo a un ritmo más rápido que el de hace unas décadas, además de que se están volviendo inestables, así lo informó a través de un estudio que se publicó en la revista especializada Nature Climate Change el pasado jueves 09 de noviembre.
Los glaciares que se encuentran en la zona periférica de esa isla, ubicados la mayor parte de ellos en montañas costeras y que no se encuentran conectados directamente a la capa de hielo más grande de Groenlandia han retrocedido, entre 2000 y 2021, el doble de rápido que en los últimos años del siglo pasado, dijo la científica: “Se volvió mucho más complicado ser un glaciar en Groenlandia en el siglo XXI de lo que había sido incluso en la década de 1990”.
El grupo de científicos de la Universidad de Oxford descubrió que los glaciares ubicados al sur de Groenlandia disminuyeron un dieciocho por ciento en promedio desde el año 2000 y de un cinco a diez por ciento en el resto de la isla: “Estos glaciares reaccionan con mucha rapidez a los cambios climáticos”, afirmó Laura Larocca, autora principal y becaria posdoctoral de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) en la Universidad del Norte de Arizona: “Desde el 2000 las temperaturas en el Ártico han aumentado el doble de rápido que la temperatura promedio mundial”.
De acuerdo a esto, los científicos realizaron una comparación con fotos históricas que se remontan hasta 1930 a través de medidas satelitales modernas de más de mil glaciares, al convertir los dos tipos de imágenes en mapas digitales, los científicos calcularon cuánto habían retrocedido los extremos de los glaciares a lo largo de este tiempo.
El deshielo de la Isla de Groenlandia en el océano es uno de los factores que más contribuyen en el aumento del nivel del mar en el mundo, los glaciares de Groenlandia también son importantes a nivel local para el mantenimiento de los ecosistemas naturales y la biodiversidad, así como para el suministro de electricidad a través de la energía hidroeléctrica. Algunos groenlandeses incluso dependen del agua de deshielo de los glaciares para beber. Conforme el hielo vaya derritiéndose, habrá más agua disponible temporalmente, pero si el calentamiento no se controla, el hielo y su agua de deshielo se agotarán con el tiempo.
De acuerdo a Axford, los glaciares periféricos podrían significar un “sistema de alerta temprana” para las condiciones de congelamiento en Groenlandia. Los glaciares individuales son pequeños comparándolos con la capa vasta de hielo que cubre el interior de ese país, pese a que algunos de esos glaciares podrían hundir ciudades enteras y responden de manera directa al calentamiento global atmosférico; estos glaciares sólo representan el cuatro por ciento de la capa total de hielo de Groenlandia, sin embargo, son responsables de cerca del catorce por ciento de la pérdida de hielo de la isla, como consecuencia de ello, éstos contribuyen de manera desproporcionada al aumento del nivel del mar en el mundo.
Eso podría cambiar a medida que la capa de hielo se vuelva más inestable. La costa norte de Groenlandia está reforzada por plataformas de hielo flotantes que evitan que los glaciares interiores, que forman parte de la capa de hielo, fluyan hacia el océano Ártico sin que nada los detenga.
De acuerdo a otro estudio que se publicó en la revista Nature Communications, desde 1978, el volumen de estas plataformas de hielo ha disminuido más del treinta y cinco por ciento. El hielo se derrite sobre todo desde abajo, a medida que se calienta el océano bajo las plataformas flotantes. Tres plataformas de hielo del norte de Groenlandia ya han colapsado casi por completo, todas ellas en los últimos veinte años. Después de uno de estos colapsos, la pérdida de hielo del glaciar situado detrás de la plataforma se duplicó con creces: “Es como quitar ladrillos del dique de hielo”, indicó Romain Millan, autor del artículo, glaciólogo de la Universidad Grenoble Alpes en Francia
Estos trabajos se han basado en la investigación de Anders Bjork, profesor adjunto de Geografía de la Universidad de Copenhague y coautor de artículos publicados en este mes de noviembre. Este científico ha viajado desde el 2006 a Groenlandia y asegura que las pruebas de la reducción de los glaciares son muy evidentes en todo el paisaje.
Bjork señaló: “Los glaciares están retrocediendo, pero también están cada vez más delgados, no sólo es que tienes que caminar más para llegar al hielo, sino también que, de repente, ya comienzan a asomarse las montañas. A medida que el hielo desaparece de la costa de Groenlandia, también aparecen nuevas islas en los fiordos”.
Más allá de los indicios anecdóticos, hasta hace poco los geógrafos realizaron la medición de la velocidad en la cual están desapareciendo los hielos de los glaciares en Groenlandia, gracias a las vistas aéreas mas completas que ofrecen los satélites y una colección de más de doscientas mil fotos históricas tomadas por pilotos daneses durante expediciones cartográficas a esa isla a principios del siglo XX y que fueron encontradas hace quince años por Bjork y su equipo de investigadores.
“La gente se había olvidado de que existían”, dijo. Las fotografías nos aportan datos sumamente valiosos de décadas anteriores al inicio de las observaciones por satélite, lo que permite a los científicos tener una idea de los cambios anteriores en la capa de hielo. Otros glaciólogos acaban de realizar estudios similares con fotos históricas de Svalbard y Suiza.
Según Ginny Catania, catedrática de Ciencias Terrestres y Planetarias de la Universidad de Texas en Austin, la constante en muchísimos glaciares estudiados en esta nueva investigación, aunque ella no participó en este estudio, nos arroja la prueba fehaciente de que el cambio climático en el mundo es el causante de la desaparición, a diferencia de la variabilidad natural a más corto plazo y más local. La científica señaló que conocer estos cambios en el pasado podría ayudar a los climatólogos a predecir mejor el futuro